miércoles, 19 de agosto de 2015

Detrás de un gran sommelier en Venezuela

Más allá de ser el Presidente de la Academia de Sommeliers de Venezuela, Leo D’Addazio es el pionero y promotor de este noble oficio que a su juicio se caracteriza por ser más que un mesonero o un simple servidor de vino. Se trata de esa persona especializada en diversos licores, habanos y aperitivos, que armonizarán con el plato de cualquier comensal, abriendo no sólo el paladar de quien lo consume, sino también sus sentidos.
Un venezolano cuyos padres oriundos de Italia, tomó muy en serio el tema de explorar las uvas y lo que hay detrás de ellas, desde su nacimiento, cosecha, fermentación y consumo. “Siempre estuve involucrado en el área del restaurante, porque de niño crecí jugando carritos en la barra. Recuerdo que la primera vez que tomé vino, me lo ofreció mi padre, ligándolo con agua para que comenzara a familiarizarme. Poco a poco fui creciendo y las cantidades de agua en el vino iban disminuyendo. Siempre me retaba con una botella diferente”, comenta sonriendo.
Sus inicios
De niño D’Addazio jamás pensó en involucrarse en el mundo del vino, ni siquiera cuando decidió estudiar Química en la Universidad Simón Bolívar en Caracas. “Cuando me gradué de químico, mi padre me dejó encargado de un negocio de licores, cuyo reto decidí afrontar, sin pensar que al año y medio tendría mi propio restaurante”, enfatiza.
Desde ese entonces, el mundo por los vinos comenzó a atraer a D’Addazio, quién se trazó crear una Academia de Sommeliers en Venezuela y lo logró en poco tiempo, contando con la grandiosa ventaja de ingresar a la Asociación Mundial de Sommelier, cuyo ente admite tan sólo un organismo por país.
“El hecho de estar perteneciendo a la asociación mundial es un gran avance y un gran privilegio, porque hay países que tienen sommeliers pero no forman parte de esta institución. Descubrí que me encanta enseñar y andar actualizado en cuanto a información de vinos se refiere, y es eso lo que he hecho dentro de la academia”, agrega. Cabe resaltar que quienes forman parte de esta Academia, obtienen el título de sommelier, el cual tiene validez dentro y fuera del país.
De familia
Para D’Addazio no hay problema que no pueda ser resuelto con los pies bajo la mesa, por ello para él es fundamental el hecho de sentarse en familia a compartir un buen plato. “No importa si son 5 o 10 minutos en el desayuno, ese momento es íntimo y se valora. El hablar, conversar de cualquier cosa y sonreír, para mí tiene mucho valor”, dice.
De los 3 hijos que tiene Leo, uno de ellos está dentro de la academia. Al indagar sobre si había ejercido influencia en él sobre esta decisión, respondió riendo que no. Insiste en que “la pasión no se inculca, sino que nace de ti”, por lo que recomienda a las nuevas generaciones inmersas en este mundo gastronómico, que dejen aflorar sus sentimientos, que huelan la comida, el vino, que lo sientan y sobretodo que lo disfruten.
¿Una debilidad?
Amo la uva merlot toscana como buen italiano.
¿Un aroma?
El maderizado. Me encantan las especies. Aunque si te soy sincero, adoro el olor de las personas como tal.
¿Una recomendación antes de realizar una cata de vino?
No usar perfumes ni cremas, porque eso tiende a confundir y a cambiar la percepción olfativa del producto a catar.
¿Qué opina sobre la movida artesanal a nivel de cervezas?
Siempre que haya un esfuerzo por promover un nuevo producto, el comensal va a interesarse en ello. Por eso se debe hacer con total responsabilidad, porque si un producto no reúne las condiciones, entonces debe ser retirado del mercado. En nuestro país a veces hay quienes creen que por ser artesanal es malo, pero no, todo lo contrario. Es producto del esfuerzo y de la creatividad de muchos emprendedores.

LD

Tomado de  http://claseturista.co/detras-de-un-gran-sommelier-en-venezuela/