domingo, 20 de diciembre de 2009

Descubriendo a Italia...

El pasado 26 de Marzo, un grupo de alumnos, estudiantes y egresados de la Academia de Sommeliers de Venezuela tomaron rumbo a Enotria, como se le conocía en otros tiempos a Italia, con la finalidad de acercarse un poco más a su realidad Vitivinícola y también, por supuesto gastronómica durante un lapso de 12 días. Al arribar a Milano, lugar donde nos recogería Teresa, nuestra experta guía y Franco nuestro chofer designado (por aquello de manejar sobrios) nos encontramos que…las maletas no habían llegado! Así que con nuestros atuendos de visitantes de la isla de Margarita, nos decidimos a seguir adelante a pesar del frío y pedimos que nos las enviaran a nuestro próximo destino, Verona.

Arnaldo Caprai

Con Franco al volante y Teresa narrándonos la historia de Italia y su geografía comenzamos a rodar en nuestro pullman, haciendo por supuesto una parada para cargar combustible al vehículo y a nuestros cansados cuerpos. A eso de las 5,30 p.m. llegamos al centro de Verona, bajamos del pullman y nos dirigimos a comprar algunas ropas para soportar el frío y para sustituir las que nos venían cubriendo desde hacían ya 30 horas.
Por supuesto que, el regresar al Hotel sin haber probado un poco de vino y de comida local estaba absolutamente fuera de contexto, de tal manera que nos dirigimos a Piazza delle Erbe para calentar el cuerpo con un aperitivo y luego a cenar con Amarone.

Al terminar la cena estábamos todos realmente agotados y además nos esperaba un día fuerte en Vinitaly así que…. decidimos pasar por la ¨Bottega del Vino¨ a conocer el templo del vino, durante varios años Best of Award of Excellence de la revista Wine Spectator, con un propietario Chevalier de Tastevin y todos los personajes del mundo del vino sentados alrededor de nosotros, los export managers de Villa Banfi, los enólogos de Antinori y un larguísimo etcétera de personajes que nos hicieron sentir como los niñitos cuando revisan sus álbumes de barajitas de jugadores de fútbol…..lo tengo,….. lo tengo, NO lo tengo……..!

Bottega del Vino

En el Stand de Arnaldo Caprai

http://www.ristoranteilcenacolo.it/
Al día siguiente, luego de un buen desayuno, salimos hacia el recinto del Ente Fiera di Verona, lugar donde se celebran unas 16 ferias al año, una de las cuales es Vinitaly. Una vez adentro nos encontramos con unos 12 enormes galpones que albergan los stands separados por regiones de Italia, Piemonte, Toscana, Friuli, pasando por un gran salón de aceites de oliva y productos alimenticios y por supuesto un nutrido grupo de productores extranjeros. Nos separamos en varios grupos y nos dirigimos a conocer los productores y los vinos que mas nos llamaban la atención, Paolo Scavino en Piemonte y sus Cru de Barolo, Braida de Giacomo Bologna con sus excelentes Barberas, Allegrini con sus Amarones y su nueva Tenuta en Montalcino además de su Joint Venture ¨Renacer¨ en Argentina, Arnaldo Caprai con su famoso Sagrantino, Carpene Malvolti, el grande Carlo Biagiotti con sus espumosos Foss Marai y un larguísimo etc de productores y vinos, algunos de ellos estrenando medallas del Concurso que acababa de realizarse días antes y encantados de hacérselos probar a un grupo de Sommeliers de la lejana y cálida Venezuela.
No sería justo hablar de Vinitaly sin contar un poco del marco donde se realiza, Verona, ciudad bañada por el río Adige, con sus fabulosas murallas y puertas, sede del romance mas conocido por el mundo, Romeo y Julieta así como de uno de los anfiteatros mas importantes del mundo de la Lírica, la Arena di Verona, la hermosisima Piazza delle Erbe, las torres de los Sforzesco y sus tumbas mostrando el poder de esa familia en un momento en el que construir el edificio más alto significaba protección y poder y una significativa cantidad de monumentos y construcciones que reflejan la importancia de esta bella ciudad en la historia de ese país. Si a esto le agregamos que durante el Vinitaly en Verona, el aire se impregna de Vino, tendremos una combinación mágica para cualquier Sommelier o amante de este elíxir.


Luego de 3 días de conocer y probar productos de toda Italia y una parte del resto del mundo, todos reunidos en 44.000 metros cuadrados de exhibiciones, nos llego el momento de continuar nuestro periplo y dirigirnos a nuestro próximo destino: Venezia. Aún a sabiendas que esta hermosa ciudad con sus edificaciones sobre el agua seguramente nos brindaría grandes placeres, no fue fácil despedirnos de Verona y su maravilloso aroma de vino y cultura, lo hicimos llevándonos parte del río Adige en nuestros corazones, prometiendo regresar para devolverlo a su lugar de origen.

Con ese entusiasmo que nos dio Verona instruimos a nuestro chofer para que enrumbara el Enobus hacia Venecia, donde teníamos intenciones de pasar un par de días recorriendo sus románticas callecitas, pasear en góndola alrededor del Gran Canal, caminar por Piazza San Marco para luego sentarnos a tomar algo mientras una cantidad de virtuosi nos deleitaran con su música

En realidad Venecia nos dió mucho más que eso, un clima maravilloso nos permitió disfrutar de esta hermosa ciudad en la que nos parece estar dentro de un libro de cuentos, el cual recorrimos caminando en todas las direcciones haciendo las paradas de rigor para disfrutar de la vista, su cocina y por supuesto sus vinos.




Al salir de la ciudad que originó el nombre de nuestro país, pasamos por Franciacorta haciendo una parada en Ca´ Del Bosco, un productor de fabulosos espumantes con quienes habíamos concertado una cita atraídos por la gran calidad de sus productos y por la personalidad de su propietario el famoso Maurizio Zanella. Hermosas esculturas de enormes formatos engalanan, si esto fuera posible, el paisaje de la campiña interviniéndolo sin deformarlo. Unos viñedos cuidados con mucho mimo dan como resultado unas uvas en perfectas condiciones que pasan con todos los cuidados posibles a una muy moderna bodega en la que el mosto es tratado con todas las recomendaciones que podamos leer en libros de enología y pensamos que nadie se atrevería a hacerlo por lo costoso. Este trato se le dá en esta bodega desde la uva hasta su producto final embotellado, obteniéndose como resultado unos espumosos de método tradicional ganadores de medallas en todos los Concursos en los que participan gozándo de una merecida fama internacional y los cuales tuvimos oportunidad de degustar en una cata vertical en la que cerramos con un sublime Método Classico 1.990, demostrándonos que Italia puede producir como de hecho produce espumosos de alta factura.


A esta altura del viaje estábamos todos soñando con llegar a nuestro próximo destino, seguramente la razón escondida por la que la mayoría nos entusiasmamos con esta visita a Italia, Montalcino con su mágico vino, que a decir de entendedores en sus mejores cosechas puede durar más de 100 años.

Nos subimos en nuestro autobús para dirigirnos a la Toscana, donde habíamos elegido dos productores para poder apreciar los diferentes tipos de vinificaciones con las que se elaboran los vinos de Brunello, el mítico Biondi Santi, de quien se dice que fué el descubridor de este vino el cual sigue elaborando de la manera artesanal, sin usar acero inoxidable ni barriques de roble nuevo, obteniendo un caldo del cual se llevó a cabo una cata vertical en la que se cataron vinos de más de 100 años y se encontraban en perfectas condiciones lo que posicionó al Brunello de Montalcino en las listas de compras de todos los conocedores del mundo, vale acotar que se está intentando le otorguen la D.O.C. aparte, una especie de vino de pago o Cru. El otro productor elegido fue Villa Banfi, propiedad de la familia Mariani quienes contrataron al gran enólogo Ezio Rivella para desarrollar su proyecto en las hermosas colinas de la Toscana. En este caso se hicieron selecciones clonales, y se utilizan los últimos adelantos tecnológicos para elaborar vinos de una altisima calidad.

Las visitas las realizamos dirigiéndonos primero a Biondi Santi, una larga fila de cipreses bordean el camino de entrada a su casa la cual funge también de oficina y cantina. La entrada a la bodega está coronada con el refrán ¨ In vinum rident omnia ¨ (con el vino el mundo ríe), esa alegría que sentimos todos al catar sus vinos dentro de la bodega, donde nos sentíamos como aislados del mundo y sus avances, paz y tranquilidad rodeados de una hermosa campiña permiten que estos maravillosos caldos se afinen hasta salir a satisfacer paladares en el mundo entero. Ahora nos tocaba conocer la otra cara de la moneda, Villa Banfi. Debo reconocer que luego de esta comunión con la naturaleza que significa Biondi Santi, estábamos un poco escépticos con nuestra siguiente visita. La sorpresa fué tremendamente agradable, ciertamente es una bodega moderna donde se cuida el mínimo detalle y donde los adelantos en tecnología están en todos los rincones, pero al mismo tiempo se mantienen los grandes toneles de roble para afinar el Brunello y se respeta el estilo tradicional de este gran vino, realmente el sueño de un enólogo, una bodega con todos los avances modernos respetando la tradición en la elaboración del vino. Ahora venía la verdadera prueba de fuego, la cata de esos vinos, los cuales demostraron una personalidad, profundidad y frutosidad enmarcados por su identificación del terroir que no solo disiparon nuestras preocupaciones sino que lograron enamorarnos de ellos. Un almuerzo en la trattoria del Castello Banfi regado con abundantes caldos de esa casa confirmaron que la elección había sido acertada y nos preparó para pasear por las murallas de la ciudad de Montalcino, conociéramos sus estrechas calles, disfrutáramos de sus fabulosos paisajes y, al caer la noche pudiéramos disfrutar de su comida regional en sus restaurantes bebiendo sus vinos, en esta oportunidad Guado al Tasso 2003, Lamaione 1996 y Castello di Ama Vigna L´Apparita 1994. Una buena caminata a la luz de la luna sirvió de digestivo a una parte del grupo mientras repasábamos las experiencias de ese día tan rico en sabores, aromas, colores y por supuesto recuerdos.



De esta manera nos tocó despedirnos de Montalcino para alcanzar nuestra última parada del viaje, Milano, esta vez con fines culturales pero sin olvidar la parte enogastronómica. La zona bohemia del Milano de hoy ¨ I Navigli ¨ nos recibió con su calle central llena de pequeños pubs y restoranes entre los que Teresa había elegido ¨ Il Brellín ¨, una antigua lavandería transformada hoy en día en un acogedor sitio donde el vino de la región, cuidado, seleccionado, recomendado y servido por un sommelier acompañó maravillosamente una cena de cocina típica de la región, la selección incluyo un Lugana Antico Vigneto 2005, seguido del Sfurzat Fruttaio Ca´ Rizzieri 2002 y cerramos con un Torcolato de Firmino Miotti 2003

Un recorrido por la Piazza del Duomo, y sus alrededores con la visita obligada a Vía Montenapoleone y Vía Della Spiga donde los grandes diseñadores de moda Italianos tienen sus sedes, calles llenas de Ferraris y gente elegantemente ataviada funcionaron como colirio para nuestros ojos alegrándonos también el espíritu. Esa noche cerramos nuestro viaje con una cena en la Trattoría Masuelli, una recomendación de nuestro amigo Giuseppe Vaccarini, quien nos explicó que es una de las trattorías que se apega a los principios de Slow Food buscando cada producto en su lugar de origen eligiendo solo los D.O.P. como la Mozzarella de Campobasso, los Salchichones de la Macellería Falorni en Greve, etc. pasta hecha en casa y una carta de vinos fabulosa de la que pudimos disfrutar ampliamente, cerrando así con broche de oro este viaje tan nutritivo y enriquecedor en todos los sentidos. Al siguiente día regresamos a Venezuela despidiéndonos de la bella Italia no con un adiós, sino con…...ARRIVEDERCI!

Escrito por Leo D´Addazio

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