miércoles, 18 de junio de 2008

UNA ACADEMIA PARA AUTENTICOS SUMILLERES


Aunque nos hemos apegado al vocablo sommelier-significa carga, por aquello de que el sommelier guiaba las bestias de carga que transportaban vino y alimentos-, en nuestra lengua, sumiller es la palabra admitida para aludir al conocedor de vinos que orienta a la clientela de un restaurante, un hotel o un wine bar. Pero hoy, lejos de los primeros desprevenidos sumilleres que se iniciaron alrededor del año 1.792 en ámbitos restauradores galos, muchos expertos en los secretos recovecos del vino trabajan además como críticos, docentes, escritores, consultores, maestros de catas, importadores o propietarios de cavas.
La diferencia entre aquellos intuitivos y apasionados sumilleres y los profesionales de este nuevo siglo es el conocimiento. La formación académica se hace cada vez más necesaria. Restaurantes y hoteles comienzan a admitir que necesitan un maestro de la sobriedad y el buen gusto.
Y es el público, que tiene la última palabra, esta aprendiendo a pedir ayuda, a dejarse aconsejar sobre la armonía entre vinos y platillos.
En el país hay sumilleres profesionales desde que comenzó a funcionar la Academia de Sommeliers de Venezuela, primero en Puerto Ordaz, en 1.990, y luego también en Caracas, en 2004.Ambos ramales fueron creados por quien dirige la institución, Leonardo D´Addazio, químico egresado de la Universidad Simón Bolívar, conocido restaurador y portador de un vasto currículo como jurado en concursos internacionales, catador y docente.
Los cursos surgieron ante la necesidad de formar a quienes servían vino en los restaurantes de la pujante Ciudad Guayana-llena de europeos y norteamericanos exigentes-.La Academia se convirtió en el brazo didáctico de la Asociación Venezolana de Sommeliers, también vástago de D´Addazio.
El centro de formación cuenta con la dirección general de Dayana Medina, egresada de la primera promoción guayanesa, secretaria y miembro de la Asociación Venezolana de Sommeliers desde 1.995, fundadora de la Asociación de Mujeres Amantes del Vino en 1.998 y protagonista de una impresionante hoja biográfica que la ha llevado a desempeñarse como jurado y participante de eventos internacionales y a ser una de las prometedoras sumilleres del país, consentida por la sabia enóloga española María Isabel Mijares.

Un Viaje constante
La Academia de Sommeliers de Venezuela continúa funcionando en su natal Ciudad Guayana, donde ha visto egresar cuatro promociones y desde donde 1.999 hizo que Venezuela fuera admitida por la Asociación Internacional de los Sommeliers, dos años antes que Chile y Argentina. Desde 2004, ha consolidado un programa de gran demanda que lleva ya tres promociones y reconocimiento internacional. Medina y D´Addazio viajan a Caracas todas las semanas, permanecen de lunes a jueves en el hotel Tamanaco- donde momentáneamente se dictan las clases hasta la construcción de la sede de la academia, este mismo año- y regresan al sur del país para continuar allá una labor que defienden con orgullo como ¨ nacida en la provincia ¨.
El curso profesional de la academia consta de dos niveles de seis meses cada uno- 300 horas de clase en total- más una pasantía obligatoria de 640 horas y un componente que supone el estudio de un segundo idioma- ingles ó francés- de forma paralela al curso intensivamente. El plan de estudios y bibliografía son los mismos que maneja mundialmente la Asociación Internacional de la Sommellierie, por lo que los títulos venezolanos pueden ser homologados en más de 40 países: los documentos son firmados por Giusepe Vacarí ni (director delegado de la ASI) y Mejor Sommeliers del Mundo 1978) y María Isabel Mijares (ex secretaria general de la Unión Internacional de Enólogos y reconocida visitante de nuestro SIG) ambos permanentes aliados y docentes de la academia.
Dayana Medina insiste en que las tareas del sumiller son muchas y van desde la confección de la carta de vinos hasta guardar silencio frente a un comensal que no permite ser orientado: UN sommelier debe saber catar y describir vinos, apreciar sus cualidades y descubrir sus defectos, saber servir un vino correctamente; saber entrar y retirarse sin incomodar al comensal; conocer de las armonías con la comida. El sommelier es el que vende el vino en un restaurante, pero nunca con actitud prepotente.¨
D´Addazio, por su parte, insiste en que cada sumiller tiene una forma de ser. Yo soy muy técnico y preciso; Dayana, en cambio, es una apasionada. Lo que tiene que haber siempre es una base cognoscitiva profesional. La academia enseña cómo diferenciar aromas, que a veces son solo recuerdo, identidad. Enseña el uso de las copas, la hora de catar, la calidad del producto, que va más allá del no me gusta. Es nuestra tarea despertar los sentidos del estudiante. Asimismo, intentamos que el sommelier sea una persona con clase, que haga lo más placentera posible la velada en un restaurante. Sin pretender bajo ninguna circunstancia comparar la labor y el peso del chef en un restaurant, creo que el oficio de sommelier está encaminado a ser un contrapeso en la sala, pues es quien entiende cual es el complemento ideal para la comida. El sommelier es el gran apoyo del Chef y eso es algo que apenas se esta comenzando a comprender en Venezuela.

Articulo tomado de la Revista Papa y Vino
escrito por Jacqueline Goldberg/Fotos: Eduardo Arévalo
De venta a nivel Nacional

No hay comentarios: